En un post anterior, contaba un poco acerca de mi experiencia siendo madre cuando aún estaba en la universidad.

Desde que tuve a mi hijo en brazos, desde los primeros minutos de lactancia, comprendí y asumí que no iba dejarlo al cuidado de terceros para poder retomar mis estudios. Estudios en los que por varias razones de peso, no iba a poder tomarme unas «vacaciones».

Además, no quería ese «descanso». De hecho si existía un sitio en donde me sentía mejor por aquel entonces era en la universidad. Y por el tipo de carrera (artes) siempre pensé que podía ser un ambiente  fenomenal en donde mi hijo creciera y diera sus primeros pasos (los años me demostraron que no me equivoqué).

Por supuesto, no fue fácil. Vamos, que acudir a una facultad universitaria siendo madre reciente (y de paso primeriza) era toda una proeza.

Que a las dificultades propias de la maternidad, se sumaban: un trayecto diario bastante largo y tortuoso, las limitaciones de movimiento derivadas de mi cesárea, el peso, llevar las cosas del bebé y mis materiales de estudio.

Que no eran precisamente cuadernos y plumas. Tenia que cargar con pesadas láminas de lienzo, aparatosos portapapeles cilíndricos, cubos de arcilla, pinturas, mi portátil, entre otras cosas.

Imagínense sumar a todos esos bultos, un cochecito con cuco extraíble (sí, llegué a llevar todo eso).

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Como una especie de juego y ritual, mi hijo saludaba todas las mañanas a la escultura de el pintor Armando Reverón, el «alma» de la facultad de Artes

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Si no hubiera descubierto el porteo, con toda probabilidad habría postergado o abandonado mis estudios. O mi hijo habría vivido sus primeros años en una guardería.

Criar y estudiar… menudo reto.

Seguramente te han desalentado al respecto.

Y es que siempre se comentan cosas negativas acerca de la gran dificultad de tener a un bebé en plena carrera.

Yo te digo que SÍ es posible hacerlo, con algo de planificación y sobre todo preparación mental y emocional.

Porque será duro, no te miento.

Toda la vida cambia cuando eres madre y tu universo entero (estudios incluidos) giran en torno a ese pequeño ser que te necesita tanto. Pero la vida te lo recompensará con creces.

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Las obras plásticas de los pasillos de la universidad eran el «parque» de mi hijo

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Veamos.

En primer lugar, lo primero que tienes que ver es si en tu centro de estudios contarás con el apoyo (o al menos la falta de objeciones) del personal educativo y administrativo para llevar a tu hijo a clases.

Casi siempre es un tema delicado en el que hay que disponer de mucha información para que te empoderes «hasta los dientes», porque salvo que tus estudios se desarrollen en un ambiente de riesgo para el bebé (laboratorios, talleres con maquinarias, etc.) realmente no debería existir ningún impedimento para que puedas tener a tu hijo contigo, sobre todo si es un lactante.

Sería muy positivo que busques documentación y asesoría legal en tu zona, si en tu instituto ves las cosas complicadas.

Cuando ya tengas ese aspecto claro, ya puedes empezar a planificarte incluso desde el embarazo, con respecto a los horarios y los espacios que usarás con tu bebé (ej.: baños, salones, parques, cafeterías, etc.).

Debes saber que a partir de ahora, quizá todo sea mas lento y caótico, por lo cual debes tener mucha paciencia contigo misma y no imponerte expectativas que choquen con tu nueva realidad (por ejemplo materias extracurriculares, materias a tope, horarios a primera hora de la mañana, etc).

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Tú misma eres todo lo que necesita tu bebé

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Y ahora si, aquí tienes algunos tips para que tu experiencia estudiantil siendo madre sea lo más grata (y seguramente inolvidable) posible:

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  • Reduce al mínimo el equipaje del bebé: al principio es un poco difícil dilucidar qué es realmente necesario para el cuidado de tu bebé. La publicidad de artículos de puericultura nos confunde demasiado a las madres cuando somos primerizas. Pronto no sólo te darás cuenta que además de ser innecesaria la mitad de los trastes que tienes para tu pequeño, tampoco es obligatorio cambiarle de ropa varias veces al día (a menos que sean desastres escatológicos).

 

  • Procúrate un buen trolley: es mucho mejor rodar cosas que llevarlas todas encima. Si la arquitectura de los lugares dónde te desplazas lo hace posible, mejor que lleves la mayor cantidad de cosas en un bolso o maleta ligera con ruedas. O un carrito de compras, que por cierto me gustan mucho por ser espaciosos y robustos a la vez que ligeros y fáciles de guardar.

 

  • Amamanta: no, no se trata de una campaña de «talibanas de la teta». Realmente amamantar es mucho más práctico, higiénico y fácil que llevar un bolso con biberones,agua hervida, papillas, tarritos, fórmula… uff me da agobio de sólo pensarlo. En serio, dar teta te ahorrará tiempo, complicaciones, dinero (algo que cuando eres estudiante es bastante deseable), posibles enfermedades e interrupciones en clase. Nada más satisfactorio que escuchar al profesor y tomar apuntes, dando de comer a la vez.

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Portear te permitirá crear un lugar donde tu bebé pueda descansar

 

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  • Permítete tu propia tribu: casi siempre un bebé es una especie de grata novedad que termina atrayendo profesores cariñosos, abuelas y tíos putativos entre el personal y tus compañeros de clase. Por supuesto es cuestión de suerte. Yo la tuve. Mi hijo creció pasando por los brazos y arrumacos de media facultad. Al final se convirtió en su segunda casa. Si corres con la misma suerte que yo, no lo desaproveches. Será gratificante y muy sano para ambos. Es algo maravilloso sentirse arropada por personas que comparten tu mismo ambiente académico, pues por lo general suele pasar lo contrario. Y el rechazo y la discriminación hacia la maternidad, causan estragos emocionales difíciles de sanar.

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Un salón de clases en donde esté la madre o el padre, puede convertirse en un ambiente extraordinario donde el niño desarrolle sentido de responsabilidad y colaboración con su entorno

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Por último, la palabra que te dejo hoy es FUERZA. Si me estás leyendo y te sientes identificada con lo que he escrito, seguramente estarás pasando por momentos difíciles. Tal vez un bebé no estuvo en tus planes y a lo mejor medio mundo se te «echó» encima.

Y nos sentimos perdidas.

Pero ¿sabes?

Existe algo muy misterioso en la maternidad, que cuando llega nos hace replantearnos muchas cosas. No te sorprendas si terminas cambiando de carrera o de perspectiva. Por eso es importante que en todo momento estés conectada contigo misma y fluyas con eso.

Además, la maternidad también suele ser un momento de mucha creatividad y lucidez (aunque las ojeras y el cansancio nos digan lo contrario).

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Vamos, QUE TÚ PUEDES.

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contacto

Elena López

Asesora,

consultora y

formadora de Porteo

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