El masaje infantil tiene muchísimas ventajas. Cada día son más conocidas y, gracias a ellas, el masaje infantil es más y más difundido.

Sin embargo, como Asesora de Porteo, no puedo menos que destacar que por un lado, gran parte de las ventajas del masaje son gracias al contacto, así que las puedes disfrutar simplemente teniendo mucho contacto con tu bebé (durmiendo juntos, alimentándole bien abrazados, con juegos de falda…).

Y, por supuesto, porteándole.

Si me apuras, portear es una manera más fácil de disfrutar de la mayoría de las ventajas del contacto (y por tanto del masaje). Con manos libres y mientras haces otras cosas, el simple cuerpo a cuerpo provee a tu peque del equilibrio hormonal óptimo para:

  • Un mejor desarrollo del sistema nervioso
  • Un mejor desarrollo del sistema inmunológico
  • Un mejor desarrollo de los sistemas digestivos, circulatorio, respiratorio, etc.
  • Mayor facilidad para conciliar el sueño y un descanso más profundo y reparador

Y todo esto, sin “molestarte” en elegir un momento o lugar, en desconectar el teléfono, en tener aceite…

Pero deja que te cuente el secreto: es este preparativo, este buscar el momento ideal, este crear esa pequeña burbuja entre tu bebé y tú la gran ventaja del masaje infantil.

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El masaje es confianza

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Con el masaje, creas una rutina de “olvidaros del mundo”. Es un momento, más o menos largo, en el que no hay nada más que tu bebé, tus manos y el aceite. Sonrisas cómplices, caricias rítmicas, canciones y cuentos…

El masaje comienza avisando al bebé de que va a comenzar, y esperando a ver su respuesta de aceptación o rechazo. Este primer permiso que pedimos al bebé es un mensaje profundo de respeto por su propio cuerpo: Ni siquiera yo puedo tocarte si tú no quieres

El masaje continúa pase a pase, caricia a caricia, atentamente pendiente de sus señales. ¿le gusta este pase?¿esta intensidad? observas sus señales, las interpretas y respondes a ello. Es el germen de una confianza firme y duradera. Estoy aquí contigo y para ti. Este es nuestro momento. Solo estoy pendiente de ti y tus necesidades. Puedes contar conmigo. Te escucho. Te entiendo. Te respeto.

El masaje finaliza cuando el bebé ya no quiere más. Cuando quiere jugar a otra cosa, está cansado, tiene hambre o simplemente, ya no quiere más. Reforzando estos dos mensajes que hemos dado con anterioridad. Tu cuerpo es tuyo y lo respeto. Disfruto de tu compañía tanto, quiero conocerte mejor.

Con el paso del tiempo, el masaje evolucionará. Tu bebé será párvulo, niño, preadolescente, adolescente… y ya no le harás pedorretas en las “rosquillas” de las piernas. Sin embargo, lo que sí mantendrás es ese rato de tranquilidad, de compañía mutua sin condiciones. De escucharle y que te cuente.

En el mundo loco que vivimos, en el que pasamos tantas horas separados de nuestros peques y tenemos tantas obligaciones y cosas que hacer – Horas de colegio y extraescolares. Horas de trasporte público o de atasco. La compra. La casa. -Ser capaz de crear esa pequeña burbuja de 10-20 minutos al día en el que escucharnos sin juicios es la garantía de que siempre tendrás la comunicación abierta con tu hijo.

Todos soñamos con tener una estupenda relación con nuestros hijos adultos, basada en el cariño y la confianza. Por no hablar de la adolescencia y juventud, ¿qué mayor seguridad podemos tener que saber que nuestros hijos nos contarán sin miedo lo que les pasa, lo que les preocupa?

Mantener esa confianza y comunicación desde el amor incondicional de tu bebé es mucho más fácil que intentar generarla con un jovencito hormonado.

Intentemos no tener que comprobarlo.

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El masaje es comunicación

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contacto

Elena López

Asesora,

consultora y

formadora de Porteo

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Elena López

Asesora,

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formadora de Porteo