Hoy en nuestro #PostInvitados tenemos a Traudy.

Traudy nos cuenta hoy su experiencia como madre para explicarnos cómo puede llegar a ser necesaria una Asesora de Porteo (o Asesor).

A ella el porteo le llegó desde su infancia y la tradición pero, aún así, la Asesoría de porteo habría sido necesaria.

Mejor que nos lo cuente ella.

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Cuando era muy pequeña mis fines de semana transcurrían en una finca cafetalera al sureste de México, en Chiapas.

Mis primeros pasos los aventuré a caminar entre madera, tierra y café. Conforme la pericia se apoderaba de mis movimientos, mis compañeros de travesías cafetaleras eran niños de mi edad o más grandes, que tenían por hermanos a otros niños que no salían a jugar porque eran bebés atrapados en los rebozos de sus madres.

Por suerte, en mi país, las comunidades nativas no han abandonado la tradición de cargar a sus hijos en rebozo o en algún trapo que les sirva para ese fin, así que, aunque ninguna mujer de mi familia había porteado a sus hijos, no me era ajena la idea de cargar a los míos en un rebozo.

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El porteo tradicional mexicano

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La primera vez que fui madre tenía todo listo, menos un rebozo. Mi primer hijo se fue justo al mes de habernos tocado y reconocido. Con el segundo, la historia fue distinta, incluso desde el rebozo: una amiga me había regalado un fular elástico para que porteara a mi chiquitín.

Como buena pupila, tenía la firme convicción de aprender a usar ese fular para sacarle jugo a la experiencia del porteo. El video que hizo para mí esta chica con las instrucciones de uso fue reproducido una y otra vez en la mini pantalla de mi celular hasta el cansancio.

Recuerdo haber practicado muchas veces más con la muñeca de  ‘Dora la Exploradora’, con proporciones y complexión distinta a la de cualquier recién nacido, para que el gran día todo fuese “muy natural e intuitivo”. Nada más alejado de la realidad.

Salimos del hospital, muy felices, papá-mamá-bebé, listos para ser la tríada más preparada en el mundo de la paternidad. Y resultó que no estábamos listos ninguno de los tres.

A nuestro pequeño Matías los sonidos, por muy bajitos que fuesen lo alteraban, las luces lo despertaban, la cuna lo desconsolaba y, nosotros nos angustiábamos de no seguir las instrucciones expertas de dejarlo llorar en su cuna, de no cargarlo para conciliarlo, de dormirlo con ruidos y de tener luces para que se acostumbrase al mundo real desde pequeñito.

-¿Será que estamos sobre protegiendo a nuestro hijo para compensar nuestra pérdida?- nos preguntábamos a voz baja, mi marido yo, muchas veces al día.

Pero es que la verdad que nos afligía muchísimo escucharlo pedir nuestros brazos y considerar por un instante las sugerencias que los demás habían anotado sin falta.

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Los bebés piden brazos

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Y es que todo se resolvía con una fórmula mágica: apapachos+cuerpo de mamá/papá= felicidad. Hasta este momento, el fular había sido usado únicamente dos semanas antes del nacimiento de Matías. Cero uso con bebé real en circunstancias reales.

Dos semanas de miedos y llantos, fueron el motor para decidir salir a la tercera consulta a con el pediatra con mi bebé en fular. Recuerdo perfecto la maravillosa sensación de autosuficiencia y de empoderamiento que llevar a mi hijo en fular me hacía sentir.

Mi hijo iba todo el tiempo dormido. Sí, el ruido hacía estragos, pero pronto eran ahuyentados con el amor y calor  de mamá o de papá. Habíamos entendido que ese trapo era nuestro aliado.

Después de ese día nuestro medio de movilidad para nuestro crío era ese bendito pedazo de tela. Y, a partir de ahí, el colecho se instaló en nuestras vidas, hasta hoy día, casi tres años después.

No hubo quien no hiciera algún comentario sobre nuestro atrevimiento de sacar a la calle a nuestro hijo antes de que cumpliese los cuarenta días de nacido. Y peor era la cosa por “llevarlo ahí, tan apretado y envuelto tantas veces, seguro que se está sofocando el pobrecito”.

Y eso que no sabían los que nos criticaban que los papás no porteaban bien al chiquillo y que al nudo le faltaba más ajuste.

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La realidad es que de no ser por el porteo, difícilmente hubiese conseguido conciliar mis actividades laborales por poco más de año y medio con mi maternidad. Seguir dando pecho a mi niño con sus dos años y once meses, se lo debo también al porteo.

Por otro lado, mi hijo no hubiese teñido tiempos prolongados de calidad en el sueño, los episodios de reflujo pudieron haber sido mucho peores y, probablemente no hubiésemos disfrutado de las bondades de dormir con nuestro pequeño a nuestro lado en el mismo nicho.

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Asesoría de porteo

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Hoy día pienso que cada una de las observaciones surgen desde la ignorancia al respecto del porteo, aunque también de la crianza.

Desde mi perspectiva, la figura del asesor o consultor  es sumamente importante, no solo para regresar al porteo a la cotidianidad de la sociedad, sino para guiar a los padres en el proceso de aprendizaje del adecuado uso de los distintos cargadores.

Porque tener un portabebé no te garantiza usarlo de la manera correcta, tampoco aprenderte de memoria un video con las instrucciones para portear.

Un asesor llevará consigo su amor por su trabajo, su convicción de compartir su conocimiento y las herramientas adecuadas que harán que la experiencia de la asesoría sea de lo más placentera y empoderante.

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Traudy Avila

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Traudy Avila, madre, bióloga y formada como Asesora de porteo con Monitos y Risas, es creadora y directora de Casa O.M., un sitio virtual creado para ayudar a las familias a encontrarse con gente que se preocupa y se ocupa del acompañamiento en la maternidad y la crianza respetadas en México.

Así, Casa O.M. es una suerte de directorio con tarjetas de profesionales en Asesoría de Porteo, Madres de Día (para cuidar respetuosa y empáticamente a tus hijos, en caso de que requieras reincorporarte laboralmente), de mujeres profesionalizadas en la labor de Doulas, de Asesoras de Lactancia Certificadas y de Acompañantes en la maternidad feliz y la crianza respetada.

Además, en su Facebook encontrarás también pequeñas cápsulas de conocimientos útiles para tu día a día de madre.

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contacto

Elena López

Asesora,

consultora y

formadora de Porteo

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